La motivación se puede definir como la determinación o voluntad que impulsa a la persona a hacer determinadas acciones o comportamientos para alcanzar un determinado objetivo. Es decir, ésta influye de forma determinante en la puesta en marcha de conductas hacia un determinado fin. Dependiendo de la importancia que tenga para la persona el objetivo que desea alcanzar o las consecuencias positivas de éste, la motivación será mayor o menor. Por ejemplo, ante la existencia de un problema psicológico como problemas de autocontrol a mayor motivación por el proceso terapéutico, mayor probabilidad de éxito.
Según las
diferentes teorías o criterios existirían diferentes tipos de motivaciones,
tipos que surgen a raíz del origen
de los beneficios:
- Motivación intrínseca: ésta se
refiere a aquellas motivaciones que provienen de una consecuencia
interna. Es decir, ésta hace referencia a la determinación que nace
de un deseo propio. Algunos ejemplos son: aprender o adquirir
conocimiento, alcanzar bienestar personal, etc.
- Motivación extrínseca: la motivación extrínseca hace referencia a la determinación que se produce por unas consecuencias externas. Así, las consecuencias que se producen en el entorno son las que generan la determinación por la tarea. El dinero a fin de mes, el reconocimiento social, etc., son ejemplos de este tipo de motivación.
En
la mayoría de los casos, existen
ambas motivaciones.
La motivación es un
concepto cautivador, es un fenómeno fascinante pero complejo. Las
características principales son las siguientes:
- La motivación está orientada
a los objetivos.
- La motivación es un proceso
continuo.
- La motivación puede ser
positiva o negativa.
- La motivación puede
considerarse en su totalidad, no en la comida a destajo.
- La motivación puede ser
monetaria o no monetaria.
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